80 años, mi edad.
Siento que estoy en el zócalo
de donde parten todos los caminos
del futuro.
Puedo seguir el impulso que lleva
mi trayectoria,
la de mi vida, la previsible.
Pero se abren también bocas de calle,
que me llevarían hacia nuevas
aventuras existenciales,
tan atractivas a estas alturas de mi edad,
para imprimir afanes de nueva vida.
Aquí estoy, en el zócalo de donde arranca mi futuro,
abierto a tantas posibilidades.
Y tengo que optar y seguir adelante.
Pues no puedo quedarme aquí,
recostado en el alféizar
de mi indecisión,
so pena de ser arrastrado por el acaso.