Dr. Nathu Ram Verma
La Globalización es un ciclo de creación y destrucción de valores. Cuando surgen épocas de crisis financiera, de severos golpes a la economía y circunstancias conducentes a un desastre económico, se rompen entonces los ciclos de la Globalización. Luego, el proceso vuelve a comenzar de nuevo.
Las crisis financieras resultan incluso más dañinas y letales que la Globalización, pues provocan una destrucción de los valores mucho más intensa y profunda, y toma luego mucho más tiempo, antes de poder reanudar la construcción del proceso.
Además, las consecuencias de las crisis financieras son aún más difíciles de reparar, debido a que sus causas surgen a través de un largo tiempo, y estas causas además no resultan del todo claras. Por eso, quienes tienen la responsabilidad de definir las políticas andan a tientas en la obscuridad. Como resultado, se dice que cualquier crisis financiera puede normalmente durar tanto tiempo como siete a diez años. A su vez, durante una crisis financiera, cualquier proceso de globalización es retrasado o incluso detenido.
La Globalización no involucra solamente bienes, capital y mano de obra. También se refiere al movimiento de ideas y tecnología. Las ideas y la tecnología generan un nuevo sistema de valores. La Globalización implica también la transferencia de música, arte, arquitectura, bellas artes y otros bienes culturales.
Es posible abordar el amplio tema de la Globalización, considerando los siguientes subtemas:
1. Perspectiva Histórica,
2. Gran Depresión,
3. Gran Recesión,
4. Gran Recesión y Globalización,
5. Creación de Nuevos Valores,
6. Arquitectura Política.
1-) Perspectiva Histórica:
El proceso de Globalización más antiguo que se conoce, se dio entre las civilizaciones Mohanzodaro y Harappan, entre el subcontinente Hindú y la Babilonia, hace más de 4000 años. Esto ha sido plenamente fundamentado mediante pruebas arqueológicas.
El Imperio Romano fue una civilización muy fuertemente orientada hacia el comercio, y sostuvo un intenso intercambio comercial con la India. Tanto así, que el historiador romano Plinio se lamentaba sobre la fuga del oro romano hacia la India.
Durante siglos, la India continuó siendo un exportador de ideas, pueblos y tecnologías. Bibliotecas enteras fueron traducidas por intelectuales chinos, desde el Sánscrito y el Pali, hacia la lengua china.
Fa Hien y Huang Tsan no sólo tradujeron textos hindúes; al mismo tiempo legaron valiosos relatos históricos sobre la India de aquellos tiempos. Desde la China, las ideas de la India viajaron hacia Corea y Japón. La Indochina es un gran ejemplo y testimonio de una Globalización promovida por la India. Su lengua, costumbres y religiones pueden encontrarse en todas partes en Ceilán, Myanmar, Indonesia, Tailandia, Camboya, Vietnam, e incluso tan lejos como las Filipinas.
Posteriormente, la China también se unió a esta gran aventura. La Globalización entonces generó una gran prosperidad sin precedentes.
La India continuó siendo la gran potencia económica global, hasta el Siglo X. Más adelante, la China se unió en esta carrera hacia la prosperidad, de manera que estos países ocuparon los dos primeros lugares como potencias económicas, hasta 1800. A lo largo del tiempo hubo algunos altos y bajos en el ciclo global, pero la tendencia general se mantuvo de manera sostenida hacia el crecimiento.
2-) La Gran Depresión:
En épocas más recientes, desafortunadamente, los procesos de Globalización hacia el final del siglo XV, el inicio del siglo XVI e incluso en el siglo XVIII, terminaron en guerras seguidas por caos y crisis.
Un moderno proceso de Globalización surgió desde mediados del siglo XIX hasta inicios del siglo XX, a raíz de la revolución en el transporte, provocada por la introducción del buque de vapor, el ferrocarril y la comunicación transatlántica mediante cables. A esto se le suele llamar la Segunda Revolución Industrial.
La Gran Bretaña les robó la ventaja a otros competidores como España, Portugal, Los Países Bajos, Francia y Alemania. Así, la Gran Bretaña se convirtió en el poder hegemónico mundial.
La Primera Guerra Mundial infligió un severo golpe a la Globalización, y los años posteriores entre ambas guerras resultaron caóticos, en términos de las finanzas y la economía. El costo de las reparaciones de guerra y los malos manejos financieros provocaron un serio problema económico que luego generó la hiperinflación en Alemania. Esto destruyó a la República de Weimar, preparando así el terreno para la Segunda Guerra Mundial.
Los años entre las dos guerras estuvieron marcados por la Gran Depresión. Todo inició con una severa caída en el índice Dow Jones en 1927, pero la mayor y más grave volatilidad del mercado de valores se vivió hasta 1929. Esta fue la gran crisis de los mercados. Luego en 1931 comenzó una crisis financiera aún más seria e insuperable, lo cual hizo que un fenómeno que afectaba meramente a los mercados de los Estados Unidos se extendiera y deviniese en una Gran Depresión.
El índice en el Mercado de Valores de Nueva York, el cual era de 381.61 el 3 de setiembre de 1929, el año del gran colapso, cayó hasta apenas 40.56 el 8 de julio de 1932. El Producto Interno Bruto de los Estados Unidos se contrajo, desde $103.1 billones en 1929, hasta sólo $58 billones en julio de 1932.
Los inversionistas perdieron más de $200 billones, como resultado del colapso en el mercado de valores. Hasta la fecha, no se ha podido encontrar ninguna razón convincente para explicar una semejante caída tan estrepitosa. De hecho, la mayoría de los estudios sobre la confianza en los mercados elaborados durante ese tiempo no permiten entender qué pasó realmente.
El economista Paul Krugman propuso en una ocasión: “¿Puede una pequeña causa generar grandes efectos? Sí, sí puede. Después de todo, a Gran Depresión no tuvo del todo ninguna causa que fuese obvia”. El Presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, se refirió a este punto en términos aún más dramáticos, señalando que “comprender lo sucedido en la Gran Depresión equivale al Santo Grial de la macroeconomía”.
Las crisis bancarias se volvieron aún más insuperables y difíciles de abordar. Todo comenzó con la caída de un pequeño e insignificante banco en Austria, pero entonces la crisis se extendió a Hungría y luego a Alemania. Al inicio, afectaba sólo a los bancos pequeños, pero pronto los grandes bancos también comenzaron a fracasar en Alemania.
Alemania tomó medidas correctivas, cuando el Reichsbank creó la figura de un “mal banco”, donde pudiesen ser colocadas las carteras deficientes para que los bancos pudiesen “sanear” su contabilidad.
El gran malestar no podría ser controlado, y Alemania se vio obligada a declararse en quiebra, al no poder pagar su deuda externa en 1933. Un país tras otro en Europa comenzó a abandonar el patrón oro, rindiéndose ante la vulnerabilidad de un tipo de cambio fijo.
La bestia ya no podía ser domesticada. El colapso bancario en Europa generó una gran incertidumbre financiera, e impulsó a los bancos a exigir el pago inmediato de los créditos, lo cual empujó a la economía de los Estados Unidos hacia la Gran Depresión. En ese entonces, la mayoría de los bancos en Estados Unidos eran pequeños y locales, lo cual los hacía aún más vulnerables.
La Gran Depresión en los Estados Unidos no solamente provocó la miseria económica y la destrucción de lo que había sido una considerable abundancia… además, el impacto psicológico fue muy determinante. Un hombre se disparó en el pecho en el propio edificio del Mercado de Valores de Chicago. Varias personas saltaron de las ventanas en el Mercado de Valores de Nueva York. Un evento memorable se dio cuando dos hombres, unidos de la mano, saltaron juntos hacia la muerte… ellos tenían cuentas mancomunadas.
Si al parecer no había razones obvias para la gran tensión en el Mercado de Valores, en cambio sí hubo varias para la gran crisis financiera posterior. La hiperinflación en la República de Weimar (Alemania) y la destrucción y desaparición de los registros contables de los bancos alemanes se cuentan entre muchas otras razones.
El costo de las reparaciones de guerra era muy pesado. El capital fluía entre diversos países; los bancos estaban interconectados a través de los países e incluso a través de los océanos. De esta manera, el contagio se produjo de manera muy rápida y extensa.
El malestar económico y financiero fue muy seriamente agravado por la adopción de políticas erróneas de parte de los gobiernos nacionales. No era un problema simple. El desplome de los mercados de valores en los Estados Unidos en 1929 generó diversas reacciones que procuraban aliviar el problema, pero la gran crisis financiera global posterior, requería de algún otro tipo de respuesta diferente.
En tiempos de una grave crisis ampliamente extendida, en vez de promover políticas de expansión monetaria, los Estados Unidos adoptaron una política contraria de reducir el flujo monetario. En cambio, los bancos requerían precisamente tener mayor acceso al capital. Su recapitalización era necesaria, y en la ausencia de las políticas correctas que se hubiesen requerido, el crédito se agotó por completo. En el tiempo del régimen de caída de precios, nadie sabía con exactitud cuánto podían valer los activos de los bancos.
Los préstamos interbancarios se paralizaron; nadie estaba seguro de quién podría responder. En otras palabras, se perdió la confianza.
A simple vista, resultaba muy evidente que el fallo en el rescate de los bancos significaba que la política había sido completamente equivocada, entre varios otros errores y fracasos. En esa época, hablar de un “rescate bancario” era igual a decir una mala palabra. Los gobiernos también iniciaron sus políticas proteccionistas.
Aquí cabe mencionar la Ley de Aranceles Smoot-Hawley, en los Estados Unidos, pues la cooperación internacional para resolver el problema fracasó.
Para la Gran Depresión, el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial resultaba conveniente. Aunque implicaba una horrible tragedia para la humanidad, la guerra ayudó a contener los severos problemas económicos, pues el enorme gasto bélico estimuló a la producción.
La economía mundial recibió un fuerte impulso y la Gran Depresión logró ser contenida. Pero los efectos posteriores duraron mucho más tiempo. Los precios de algunas acciones nunca lograron recuperar el nivel que tenían antes de la depresión, sino hasta 40 años después.
En resumen, la Gran Depresión significó una gran crisis del capitalismo. Esa época de caos económico total hizo que el ciclo de la Globalización se terminara.
La Segunda Guerra Mundial y el fin del ciclo de Globalización, significaban de igual manera un fracaso de la política. La debilidad británica, que ya resultaba visible hacia el final de la Primera Guerra Mundial, se volvió aún más prominente. Casi cayó en la bancarrota.
En 1945, los Estados Unidos producían el 50% de toda la riqueza mundial, por lo cual eran sin duda el país más poderoso del mundo. El manto de la hegemonía mundial recayó en hombros de los Estados Unidos.
Incluso después de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos eran la opción más obvia. Sin embargo, cuando fue necesario que asumieran una verdadera posición de liderazgo mundial, no lo hicieron.
Al contrario de lo que se pudiese pensar, en términos de que el proceso de Globalización por sí mismo ha de promover la paz y el desarrollo, la lección que nos ofrece la historia enseña que invariablemente la Globalización conduce hacia la guerra, el caos y la destrucción.
Sin embargo, después de todo, sólo cuando existe paz puede florecer el movimiento de bienes, capital, mano de obra, servicios, ideas y tecnología. Este es uno de los grandes dilemas de la humanidad.
3-) La Gran Recesión:
Luego de terminar la Segunda Guerra Mundial, al emerger un nuevo poder hegemónico mundial, siguió un largo ciclo de Globalización. Aunque ha enfrentado algunas crisis económicas y financieras, no han sido suficientemente fuertes para detener el progreso del movimiento global de cuanto es esencial, hasta su reciente caída en el año 2007.
En breve, las crisis que aquí intervienen son la caída del Mercado de Valores de los Estados Unidos en 1987, la crisis financiera de Asia durante 1997 y 1998, la crisis de la deuda Argentina y la crisis de las “punto-com” en los años 2000 y 2001.
Con excepción de la crisis de las empresas de Internet “punto-com”, los demás episodios ocurrieron en países en desarrollo y fueron contenidas muy rápidamente. Occidente se dio a la tarea de “sermonear” al Oriente, y el FMI prescribió el remedio (el cual fue atacado por líderes como Mahathir).
El proceso de Globalización entonces no se vio afectado negativamente, de hecho más bien se aceleró. Visto en retrospectiva, puede decirse que la Globalización se volvió aún más popular, cuando la China y la India lograron sacar de la miseria a millones de personas.
La India llegó en un momento a considerarse un caso que requería ayuda internacional a nivel de la canasta básica, sufriendo un grado de miseria a un nivel sub-Sahariano.
Con la liberalización económica de 1991 y con la aceptación del proceso de Globalización, la India hoy en día se cuenta como un tigre económico, con unos niveles mágicos de crecimiento, elevando a casi 300 millones de personas al nivel de la clase media.
Con gran agrado la India comenzó a compartir su fortaleza monetaria y experiencia tecnológica con países necesitados. Entonces, el debate sobre la Globalización se trasladó, desde los extremos de la izquierda y la derecha, hacia un escenario centrista. Los anteriores opositores de la Globalización se convirtieron en sus nuevos adeptos.
No es que del todo no hubiese opositores, pero las instituciones globales no eran objeto de sus críticas más severas, salvo algunas excepciones
Esto fue hasta el año 2007, con la erupción de la crisis del sector hipotecario “sub-prime”, lo cual representaba una parte más bien pequeña del mercado inmobiliario estadounidense.
La hipoteca “sub-prime” tiene una larga historia y es debida a motivos diversos. Durante la administración Clinton se decidió que, para lograr que el “Sueño Americano” se hiciese realidad, era recomendable hacer que la adquisición de casas fuese más accesible para los estadounidenses. Por lo tanto, las regulaciones se volvieron mucho más flexibles, haciendo que el acceso a préstamos fuese más fácil.
Las hipotecas se otorgaban incluso a aquellos que no tenían fuentes conocidas de ingreso, ni capacidad de pago, con un pago mínimo o incluso sin necesidad de pagar prima del todo, con un porcentaje de interés inicial que era engañosamente bajo. Estas hipotecas “sub-prime” eran debidamente certificadas y luego eran fragmentadas y redistribuidas en diversos nichos diferenciadores que debían reflejar distintas probabilidades de recuperación del crédito.
A esta innovación financiera se le llamó algo así como “Obligación de Deuda en distribución Colateral” (Collateralised Debt Obligations – CDO). Supuestamente debían ser derivados de derivados de derivados…
Una segunda innovación financiera surgió con los Credit Default Swaps (CDS), algo así como “Instrumentos de Intercambio de Créditos Morosos”… El mercado de los CDS llegó a alcanzar $62 trillones, cuatro veces el Producto Interno Bruto de los Estados Unidos, equivalente además al total del PIB de todo el planeta entero.
Los CDO’s no solamente fueron consecuencias de la desregularización; de hecho, eran particularmente productos de la codicia de Wall Street. En los días de bonanza, la contribución del sector financiero al PIB era cercana a un 10%, mas captaba hasta un 40% de todas las ganancias. Empleados bancarios podían recibir bonificaciones exorbitantes.
Se dice que Alan Greenspan señaló en alguna ocasión que resulta bien difícil detectar la formación de una burbuja, pero una vez que ésta explota, es posible limpiar el desorden rápidamente.
De igual importancia, o aún más importante incluso, resultaba la falta de supervisión a nivel interno en los bancos. De hecho, el concepto de riesgo tuvo una completa mutación.
Este fenómeno puede verse bien representado en las actividades de Jerome Keriviel, un empleado insignificante de la Sociéte General, quien puso al banco de rodillas cuando lo hizo sufrir masivas pérdidas. Mientras Keriviel le trajese ganancias al banco, éstos se hacían la vista gorda de sus actividades. Cuando fracasó, sus superiores lo convirtieron en un chivo expiatorio. En términos generales, los bancos estaban ganándose una generosa comisión mercadeando productos de dudosa procedencia.
El contagio fue a nivel planetario. Aquellos que levantaron la alarma eran considerados débiles y faltos de carácter, y en algunos casos fueron despedidos. Prince, el anterior Gerente General (CEO) del Citibank, lo puso en términos algo graciosos: “hay que bailar mientras continúe la música”…
Pero la música terminó, y el baile también…
¡a un costo gravísimo! La economía mundial resultó devastada.
No solamente la economía de Islandia se arruinó, mas el propio gobierno también cayó. Irlanda, que antes fue considerada como un “tigre céltico”, tuvo que morder el polvo.
Esto no es el final, pues las consecuencias están aún revelándose. En resumen, el alto nivel de riesgo se distribuyó por todas partes, pues los bancos pensaban que estaban comprando instrumentos de bajo riesgo con muy altas ganancias.
Los signos de debilidad económica ya comenzaban a ser visibles en los Estados Unidos desde 1927, cuando Bear Stearns liquidó sus dos fondos de cobertura (hedge funds) que tenían mayor exposición al “sub-prime”. Freddie & Fannie anunciaron en febrero de 1927 que ya no comprarían las hipotecas “sub-prime” más riesgosas. Pero el primer signo de que podrían haber serios problemas surgió en Europa con la caída de los dos bancos alemanes. Los bancos comenzaron a preocuparse sobre la solvencia de sus contrapartes.
El punto crucial se dio en los Estados Unidos cuando Bear Stearns amenazó con declararse en bancarrota. La Reserva Federal rápidamente hizo arreglos para que Bear Stearns fuese comprada por JP Morgan Chase, a un precio ridículo de $2 por acción, cuando en realidad sólo las oficinas centrales de Bear Stearns valían más que la totalidad del monto transado. Los expertos concluyeron que Wall Street era incapaz de manejar la situación.
El siguiente fue el banco suizo UBS, cuyos manejos aparecían muy nebulosos. El salvamento del Bear Stearns y el mayor involucramiento de los federales no logró detener el creciente malestar financiero. El siguiente fue Freddie & Fannie, quienes finalmente fueron puestos bajo control del gobierno.
La verdadera bomba explotó en marzo del 2008, cuando la debilidad del Lehman Brothers resultó más que evidente. En setiembre del 2008, Lehman Brothers se hundió completamente.
Muy cercano a Lehman Brothers fue el incidente del Merril Lynch; sus acciones valían $30 billones y sus activos $1 trillón, era una situación completamente insostenible. Finalmente fue vendido al Bank of America.
El fracaso del Lehman provocó asimismo una gran tensión en el AIG, el cual era demasiado grande para caer, pero terminó siendo completamente intervenido y asumido por el gobierno.
De manera paralela, el Citibank recibió una gran ayuda privada proveniente del Medio Oriente, y el Gobierno de Estados Unidos también le inyectó una extraordinaria cantidad para mantener el Citibank a flote. Por otra parte, Warren Buffet inyectó liquidez en otro banco estadounidense.
En resumen, incluso desde 1927 resultaba claro que el problema financiero era sistémico. Por lo tanto, se hicieron masivos esfuerzos para mantener a las instituciones financieras a flote. Se generó una masiva inyección de liquidez, que incluía la creación porcentajes de interés de casi 0%.
Sin embargo, a pesar de todos esos esfuerzos, el haber sido negligentes al haber permitido el hundimiento del Lehman, hizo que el salvamento llegara demasiado tarde, pues ya había iniciado una reacción en cadena.
Sin embargo, afortunadamente los Estados Unidos lograron aprender una profunda lección, a raíz de su experiencia en la Gran Depresión. El gobierno contempló un amplio plan de rescate bancario, al cual se le denominó TARP. Pero este plan pronto tuvo que ser modificado, pues la valoración de “malos activos” se convirtió en un enorme problema.
Para calmar a la bestia, se le arrojó un jugoso paquete valorado en trillones, en la forma de dos planes de estimulación, además de otros dos planes denominados “Quantitative Easing” (QE), algo así como “facilitación cuantitativa”. Como ya se mencionó, el porcentaje de interés era reducido a casi cero. En otras palabras, se creó una gran liquidez. De esta manera, se logro impedir que la Recesión se convirtiese en una Depresión.
Siguiendo sus lineamientos, la Oficina Nacional del Concejo Económico (National Bureau of Economic Council), la agencia estadounidense encargada de prever los ciclos económicos, declaró el final de la Recesión en el año 2009. El crecimiento empezó a mostrar algo de vida, pero luego trastabilló y cayó a un nivel más bajo en el segundo trimestre del 2011. El desempleo creció hasta un 9,20%, y la optimista esperanza en una rápida recuperación comenzó a alejarse cada vez más, en parte debido a que no puede esperarse un crecimiento sostenido si no son antes eliminados los excesos de pasado. Además, gran parte de esta liquidez viajó hasta los países en desarrollo, en procura de obtener un mayor rendimiento.
Algunas gotas de agua caliente se derramaban del tubo, pero a su vez generaron problemas en los países en desarrollo, quienes se vieron en la necesidad de neutralizar este flujo. De esta manera, Brasil creó un impuesto del 2%. La India sufrió una inflación, a pesar de su capacidad para absorber liquidez. Existen rumores con algún grado de credibilidad, sugiriendo que es bastante probable una grave recaída en la economía de Estados Unidos y del mundo entero.
Algunas analogías históricas pueden quizás ofrecernos algo de luz al respecto. La crisis bancaria de China en 1998 provocó pérdidas de $400-500 billones. La crisis de Japón en los noventas costó 100 trillones de yenes. La crisis bancaria de Suecia en el inicio de los noventas costó entre un 2% y un 4% del PIB. La crisis por la moratoria de la deuda Argentina costó casi 55% del PIB. Los Estados Unidos, al parecer, ya han gastado un 5%. La Recesión normalmente conduce a un 10% de moratoria en las obligaciones corporativas, y hasta el momento en los Estados Unidos han alcanzado un 1,80%. De manera que CDS (Credit Defaut Swaps), que podríamos denominar “Instrumentos de Intercambio de Créditos Morosos”, están ahora tambaleándose.
4-) La Gran Recesión y la Globalización:
La Gran Recesión provocó un efecto depresor en la Globalización. El Capital voló de regresó a un sitio seguro, y el movimiento de la mano de obra se ralentizó. Los Estados Unidos restringieron severamente las Visas tipo H-1, y la retórica proteccionista es pan de todos los días. El Presidente Obama dijo recientemente que los estadounidenses no deberían viajar a la India por razones médicas. Los Estados que exportaban trabajos al exterior impusieron nuevas obligaciones. El Estado de Ohio del todo prohibió el “out-sourcing” (el término “out-sourcing” puede entenderse como la práctica de contratar la mano de obra en otro país, para ahorrar pagando menos que los salarios locales).
Empezaron a surgir barreras no arancelarias, para combatir y contrarrestar el libre comercio. A pesar de la elegante retórica del G-20 sobre mantener el flujo del libre comercio, en la práctica esto no está sucediendo. En resumen, la Globalización está detenida.
El capitalismo en su versión Anglo-Sajona está siendo fuertemente criticado, mientras se alaba el capitalismo europeo. Algunos incluso alaban el capitalismo de Estado. La Canciller alemana Angela Merkel nos exhorta hacia un “capitalismo con conciencia”. El Presidente de Francia Nicolás Sarkozy ha traído a flote una serie de nuevas ideas; ha nombrado una comisión que incluye a personalidades que han merecido el Premio Nobel, tal como Amartya Sen y Joseph Stiglitz, además de otros individuos distinguidos, y les ha encomendado el estudio del bienestar humano más allá del PIB (esta comisión ya entregó su reporte).
En la Cumbre del G-20 que tuvo lugar en Londres en el 2009, el Primer Ministro de India Manmohan Singh, habló en un tono plano y monótono como el de un profesor (de hecho él antes fue un profesor), en contra del capitalismo sin supervisión.
5-) Efectos en el Sistema de Valores:
En estos días de incertidumbre, resulta difícil percibir si estamos contemplando una inflación o una deflación. Actualmente, los precios de los alimentos y las materias primas están subiendo, mientras otros artículos presentan una tendencia a la baja. No podemos valorar correctamente los factores de la producción.
A nivel social esto está teniendo un efecto devastador. La clase trabajadora está menguándose, pues los salarios están cayendo. En cambio, la clase alta sí tiene cómo amortiguar las consecuencias, pues pueden suavizar los efectos de este ciclo comercial mediante la diversificación. Los exportadores de materia prima y de petróleo están prosperando. El desequilibrio comercial a nivel nacional y a nivel internacional está creciendo.
Las consecuencias más graves las sufre la clase media. El ejemplo de Alemania resulta escalofriante. En el período entre las dos guerras, al verse amenazada por la inflación, la clase media alemana se degradó y se hizo viciosa. El Nazismo ingresó entonces, con sus efectos absolutamente devastadores para todos.
Sobre cómo va a reaccionar la clase media estadounidense, más allá de los que estamos atestiguando hoy, es algo que aún no puede predecirse. La severa reacción de la extrema derecha ha vuelto a ese país prácticamente ingobernable. ¿Qué es lo que está aún por venir? La clase media estadounidense se siente amenazada por la clase media del Asia.
El efecto de la Gran Recesión en la cátedra de las escuelas de negocios ya comienza a ser visible. El público siente que los grandes ejecutivos deberían trabajar para ellos y para el medio ambiente, en vez de trabajar exclusivamente para beneficio de los accionistas.
Hace casi dos décadas comenzó a flotar una idea generada por Nitin Nohria, un profesor en Harvard, de origen hindú, quien es actualmente el decano de la Facultad de Negocios. Esta idea ha comenzado ahora a ser desempolvada, y se refiere a la introducción de la ética en la enseñanza de los negocios.
Otra Universidad en Massachusetts ha creado recientemente un nuevo puesto para un profesor de ética en la Facultad de Negocios. Este puesto es actualmente ocupado por Deepak Chopra, un gurú de origen hindú, quien aparentemente no tiene una experiencia significativa en los negocios.
Aún está por verse cuál será el efecto final que la Globalización ha de ejercer sobre la transferencia de tecnología. Muchas firmas de alta tecnología que se han establecido en la India están desarrollando investigaciones y ofreciendo innovaciones de altísimo nivel. Esta labor de investigación es desarrollada por ingenieros y científicos hindúes.
La duda respecto a si estas investigaciones le pertenecen a la India o a los Estados Unidos, resulta una cuestión que aún no tiene respuesta. Estas investigaciones no pueden ser protegidas o patentadas, pues viven en la mente de los hindúes que las desarrollan. Ellos podrían abandonar en cualquier momento e iniciar sus propias compañías, como ya ha sucedido en la industria de las tecnologías de la información (IT). Los Estados Unidos no pueden llevarse estas investigaciones de regreso a su país, pues no cuentan con suficientes ingenieros y científicos. Esto presenta un gran desafío para la post-globalización.
¿Qué sucederá con las firmas transnacionales, donde la toma de decisiones se da en una forma difusa? Una jerarquía estricta es imposible. Ningún negocio a nivel internacional puede ser dirigido mediante una toma de decisiones rígida y centralizada. Cada centro es una unidad generadora de ganancias, y maneja su propia toma de decisiones.
Sobre la manera en que el nuevo sistema de Globalización ha de afectar estos fenómenos, aún no es posible preverlo, pues el proceso se encuentra aún en evolución. Con toda certeza, es posible asegurar que las transnacionales no van a desaparecer, ni ahora ni nunca.
¿Qué sucederá con el empleo? Las antiguas oportunidades de empleo están desapareciendo. Los trabajadores deben ser nuevamente entrenados para ejercer nuevas labores. Es posible que estos nuevos trabajos no surjan en el sector productivo, sino que más bien pueden virar hacia una economía del conocimiento. Será una carrera contra el tiempo, donde quienes lleguen primero cosecharán los beneficios de tener la ventaja. Esto representa un nuevo desafío para la nueva Globalización emergente.
La lista podría extenderse ad-infinitum, sin embargo prefiero terminar aquí, pues ya han sido planteadas suficientes preguntas, cuyas respuestas podrían tomar varios años y generaciones por venir. Conozco lo que la India está haciendo para ganar en esta carrera, mas prefiero guardar silencio, pues prevalece un abismo agudo entre las ideas y la implementación de las mismas.
Ni deseo generar euforia, ni deseo provocar depresión. Deseo mantenerme como observador, atestiguando cómo los diversos países, incluyendo a la India, generan soluciones ante los desafíos de este nuevo período post-Globalización. Con certeza, un nuevo proceso de Globalización ha de surgir, tarde o temprano, entre las cenizas de su pasado.
6-) Arquitectura Política:
6.1 Estados Unidos
La Gran Recesión ha deshecho el proceso de Globalización. Han emergido nuevos actores. La guerra no parece algo inevitable. Sin embargo, el cambio sí es inevitable y debería ser inminente. Estados Unidos está sumergido en un gran enredo político y económico. Es probable que se viva un crecimiento económico anémico, durante algún tiempo. Algunos, incluso, están prediciendo que se podría experimentarse una “década perdida”, como sucedió en el Japón.
En definitiva, su paso lento ha de significar una oportunidad para el avance en esta carrera, de otras economías que tendrán un rápido desarrollo. Respecto a si China ha de superar a los Estados Unidos, y en cuanto al momento en el que esto habrá de suceder, es un tema que aún se debate.
El Premio Nobel Paul Samuelson ha dicho, en uno de sus artículos, que china ha de alcanzar a los Estados Unidos, mas posiblemente en el próximo siglo. Una visión optimista sugiere que esto podría suceder tan pronto como en una década.
En todo caso, debe aceptarse el hecho de que los Estados Unidos ya no serán la única potencia económica. Tendrá que compartir el espacio con otras potencias emergentes, como la China y la India. Consecuentemente, su peso y “músculo” político se verá reducido, y tendrá que aprender a convivir con la disensión, con la existencia de diferentes visiones en el concierto internacional. Tendrán que aprender que ya no podrán simplemente imponer su visión a los otros países.
Un aspecto que resulta absolutamente indiscutible, es que los Estados Unidos continuarán siendo una invencible potencia militar, incluso en un futuro distante. Ningún país podrá igualar su capacidad de fuego. Sin embargo, las victorias en un sentido tradicional, resultarán difíciles.
En el mejor interés de los propios Estados Unidos estará la utilización de una fuerza más suave (política), en vez de imponerse mediante la fuerza bruta. En resumen, Estados Unidos continuará siendo una potencia hegemónica, pero ya no será la única potencia hegemónica.
6.2 China
China está en la gran carrera, reduciendo su distancia con respecto a los Estados Unidos. Incluso si llegara a alcanzarle según algunos indicadores, no es lo mismo que hacerlo en términos absolutos. No debemos olvidar que los Estados Unidos mantienen un amplio arsenal de armas con las que podrían retrasar a China, si así desearan hacerlo.
Incluso China, con su gran peso muerto, podría desacelerarse considerablemente en el futuro. Las presiones inflacionarias están creciendo. Además, China tiene que pagar el costo de la degradación ambiental, así como atender la salud y las pensiones para sus ciudadanos. De igual importancia es el hecho de que China está a punto de alcanzar su clímax demográfico. Invariablemente, reducirá su productividad y ralentizará su crecimiento.
Aún más importante resulta el hecho de que su filosofía política podría representar uno de los mayores obstáculos. En un sistema totalitario es fácil implementar políticas a tiempo y con gran eficiencia, pero resulta infinitamente difícil aplicar reformas profundas. Su sistema político puede significar su principal talón de Aquiles.
Por otra parte, China mantiene reclamos casi imposibles con casi todos sus vecinos. Tiene disputas territoriales respecto al Mar del Sur de China. Reclama a Taiwan. Con tantas dificultades, ¿cómo podría China convertirse en una potencia hegemónica mundial? Posiblemente en su área cercana de influencia sí lo sea, pero probablemente no lo será en todo el Asia. Tendrá que negociar y llegar a términos amigables con la India, Japón y Australia.
Occidente, e incluso el resto del mundo, mantienen ideas románticas respecto a China. Desafortunadamente, estas creencias tendrán que ser abandonadas.
6.3 India
La India es la segunda economía de más rápido crecimiento en el mundo. Es democrática, y es caótica. Las decisiones toman una eternidad antes de lograr ser implementadas. Incluso la adquisición de terrenos para establecimientos industriales resulta complicada y difícil. Las partes afectadas acuden incluso hasta la Corte Suprema.
Pero la democracia representa igualmente su mayor fortaleza. Con el consentimiento del pueblo, resulta posible implementar decisiones profundas y difíciles. La India ha sido bendecida con la ventaja demográfica. Los expertos estiman que el crecimiento de la India excederá el crecimiento de la China en un futuro cercano.
Está muy consciente de que las nuevas generaciones requieren una educación adecuada y útil, si han de convertirse en agentes productivos de la economía y del auge demográfico. Dirigiéndose hacia esta visión, la India planea establecer 1500 universidades internacionales, cuyos estándares de calidad estén a nivel internacional, con un cuerpo académico internacional, que ha de recibir asimismo una remuneración de nivel internacional. Sin embargo, quizás resulte sabio recordar aquella regla nunca escrita: las cosas suceden cuando tienen que suceder. Por lo tanto, es preferible no apostar sobre esto, pero sin duda representa una visión optimista y entusiasta hacia el futuro.
Con una certeza minimalista podemos señalar que la India está destinada a convertirse en una gran potencia, debido a su tamaño, su población, su talento y sus recursos. Y obviamente, ha de convertirse en un poder hegemónico regional. A quién habrá de superar en el futuro y a quién no, resulta una pregunta completamente irrelevante.
6.4 Japón
Debemos tener presente que existe el Japón, y no es precisamente un peso pluma. Ha de superar sus problemas para convertirse en una potencia internacional, y en un poder hegemónico regional.
6.5 Australia
Australia es un país desarrollado con gran riqueza en recursos. Habrá de desempeñar un importante y útil rol en el futuro de la arquitectura política.
7-) Conclusión:
A manera de conclusión, deseo recordar que en la década de los ochenta, se esperaba que Japón habría de superar a los Estados Unidos. En cambio, hoy vemos que los Estados Unidos están realmente a punto de ser superados por China. Sin embargo, en cuanto a si China llegará a superarles de una manera definitiva, no existe aún certeza.
Mi visión del futuro es que han de existir diversas potencias hegemónicas regionales, como ya ha sido mencionado antes.
Previendo la posibilidad de que China no lograra prepararse a sí misma para una transición pacífica y por ende generase conflictos, ya está en camino la organización de una coalición de diversas democracias como India, Japón, Australia, Corea del Sur, y por supuesto, los Estados Unidos.
Asimismo, puedo visualizar que las instituciones internacionales tendrán que pasar por una importante transformación, para que puedan reflejar las nuevas realidades y puedan satisfacer a los nuevos poderes emergentes.
La hegemonía del Occidente en las instituciones internacionales, como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, deberá cambiar para reflejar la presente realidad.
Para sostener estas expectativas de cambio en las instituciones internacionales, debemos asumir que China lograra sumarse al concierto de las naciones de una manera pacífica, sin volcarse de manera violenta desde su posición actual. Además, China debe tener presente que los Estados Unidos no permitirán que China se convierta en una única potencia hegemónica, desbancándoles a un segundo lugar. Hay un claro y vívido recordatorio de esto en un reciente discurso del Presidente Obama.
En este momento, aún resulta difícil predecir cuál será el efecto definitivo en la Globalización. Ha de reflejar la filosofía de los poderes hegemónicos. Pero el espíritu del animal humano y el deseo por alcanzar la excelencia habrán de prevalecer. La prosperidad aumentará, y los humanos progresarán considerablemente. Y entonces, la Globalización habrá de florecer nuevamente.