Murió mi ego,
quedó tu amante...
guerrero de la paz.
Cicatrices de oro,
espinas de coral,
plumas de titanio
te guardo y ofrezco:
...¡ vientre sangrado de amapolas !
Valió la pena mi desgarro,
hoy renazco para restituirnos,
plena la ternura,
heridos para el gozo.
Te extraño,
como la lava al volcán...
¡ Te amo,
más que a mi mentira !