¿Cuánto tiempo más?
Lloro
Alberto Avilés
Campanario
Las campanas del silencio me exigen
salir de mi templo inexpresivo
y me despierto.
Suenan las primeras en mi circunstancia,
el desayuno es pobre,
amarga mi inconformidad:
confundo mi vida con la que pudo ser.
Un amigo me pregunta qué tal me siento
y libero el disgusto.
Saco jugo al limón del pasado
y me regala el campanario
la invalidez de mis premisas:
¡ Asume tu felicidad, tu destino,
la toma libertaria de tu decisión !
Repito en mi universo
la melodía y el reto.
La culpa feliz se me integra consciente,
me visto de fiesta
y amordazo mi miedo…
…Regreso de la calle a estas líneas
con dos cervezas “inside”
y el campanario encima:
Tienes la fuerza,
tienes el cuerpo,
¡ qué necesitas para salir de ti ?:
…¿una excusa con piernas
o un motivo que te lleve
y aceptes el rol de la fruta madura,
la queja sublime ?
¡ Despierta, hombre, despierta,
deja de rumiar tu soledad !
¡ Escribe tu poesía
sobre la lápida de la satisfacción absurda !
¡ Muéstranos tu alegría sobre las cenizas !
…Si no golpeas tu péndulo
contra tus paredes,
es difícil
que asistan a la fiesta de tu templo.