La tarde cenicienta se
está precipitando.
En el horizonte de la costa
se levantan montañas de nubes.
No hay certeza de lluvia según el Metereológico.
Ya me he repuesto de los piscolabis de ayer domingo.
Ahora leo una traducción de Flaubert en mi tablet y, a estas horas,
siento que ya levanté vuelo para esta semana.
Vivo solo, estoy solo,
pero aquí en mi pueblo
es cuestión de bajar al centro,
ahí no más,
para encontrarme con gente conocida.
Espero deseoso la noche para restablecerme del todo con la cura del sueño.
Ya no hago planes a futuro,
voy viviendo el día a dia tratando, eso si, de leer y,
miel sobre hojuelas,
escribir mis pequeños escritos
que aspiran a la literatura.
Eso es todo.
