La noche está muda, ciega y sorda. El viento reposa avergonzado, el Cirio del Amor abandona su textura lentamente. Como epílogo a destiempo, sufren las olas la frigidez de la playa, la llena se desgaja, la Soledad y la Muerte no soportan más el desprecio de una creación acusadora.
Una neurona manifiesta la esperanza eterna, la Gracia exulta jubilosa. Las rocas perciben el canto de la aurora, el Cirio Eterno se restaura, tu sed y la mía quiebran las distancias, una falda magnética desnuda el fucsia del azul profundo.
Las hojas desafían su letargo, los terneros mugen, los niños lloran y a su lado, el maíz y las tortillas. El ojo del Padre anuncia el Día mil veces anhelado. La Naturaleza abre su vientre: el Poder comulga con la Vida, el abismo devuelve los muertos, el mar se torna dulce y las is…